Bienvenidxs; en este blogger encontraran las ayudas para desarrollar actividades y lograr conocimientos del área de ciencias sociales
Los protagonistas del conflicto
armado
Una de las características del
conflicto en Colombia es la pluralidad de actores que han alimentado y
transformado el conflicto armado en el país. Aunque los principales actores del
conflicto siempre han sido, en su mayoría, los partidos políticos tradicionales
y los movimientos guerrilleros, el surgimiento de diferentes grupos
revolucionarios, paramilitares y la influencia del narcotráfico han tenido
mayor o menor predominancia según el período que se estudie. Además, cabe
recordar que, en líneas generales, Colombia se ha caracterizado por una brecha
social entre una élite política con una fuerte presencia regional, latifundista
y monopolizadora y por otro lado, grupos minoritarios como los indígenas,
afrodescendientes y campesinos que no han contado con el mismo acceso a los
derechos de propiedad ni a los servicios de Estado.
Entre 1974 y 1990 la historia de
Colombia se encuentra marcada por varias reformas constitucionales que, a pesar
de presentar algunos avances, mantendría serias deficiencias sociales de
carácter estructural. Entre ellas destaca la promulgación de una reforma
agraria con el objetivo de permitir el acceso a las tierras. En 1978 la
represión política y armada ejercida bajo la legislatura del Presidente Julio
César Turbay Ayala (1978-1982) del Partido Liberal fue conocida por la
promulgación del controvertido Estatuto de Seguridad bajo el objetivo de
apaciguar las revueltas sociales que desencadenó numerosas violaciones a los
derechos humanos. En paralelo, a lo largo de la década de 1970 se realizaron cambios
drásticos en política económica: se redujo la intervención estatal dando lugar
a los procesos de liberalización económica. El resultado fue el deterioro de la
estructura social, el aumento de las tasas de interés, aumento de la
especulación y la concentración empresarial.
Surgimiento de las guerrillas
contemporáneas
El origen de las guerrillas
contemporáneas en Colombia se atribuye, entre otros aspectos, a la exclusión
socioeconómica y a la falta de espacios para la libre participación política. Entre
los sectores excluidos se destacan el ámbito universitario e intelectual, la
población campesina e indígena. Entre las guerrillas más notorias de la segunda
mitad del siglo XX, se encuentran las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP), el Ejército de Liberación
Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Movimiento
Diecinueve de Abril (M-19). Cada movimiento ha respondido a una concepción
política, ideológica y militar reflejo de toda la gama de líneas en la que se
ha encontrado dividida la izquierda colombiana. Cada uno de estos movimientos
nació en situaciones históricas y regionales particulares y adoptaron idearios
políticos diferenciados y formas particulares de operar. En los primeros años
los movimientos guerrilleros se presentaron como fruto de la frustración
política y social.
a) Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP)
Las FARC-EP se formó en 1964 como
un grupo de autodefensa campesina, de ideología marxista-leninista y cuya
estrategia militar ha sido principalmente la lucha guerrillera. Los orígenes de
este grupo tienen lugar en la primera conferencia del Bloque Sur. Pedro Antonio
Marín Marín, alias Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo, integró las filas de las
autodefensas campesinas liberales en la década de 1950, en un territorio del
corregimiento de Gaitania (Departamento del Tolima) denominado República de
Marquetalia. El objetivo fue crear la guerrilla para representar a la población
rural y para constituir un gobierno que se dedicara a la redistribución del
bienestar. En 1982, en la VII Conferencia en la región del Guayabero (Meta) la
guerrilla decidió añadir "Ejército del Pueblo (FARC-EP)" al nombre y
aclaran la concepción operacional táctica y estratégica.
A nivel geográfico este grupo
armado ha sido más extenso en las regiones sudorientales de la selva y en las
llanuras de la base de la Cordillera de los Andes. En el año 2000 el movimiento
controlaba casi el 40 por ciento del territorio colombiano, con cerca de 12.000
combatientes y en 2007 con 18.000 según las declaraciones de la organización.
En el año 2008, Tirofijo murió a causa de un infarto cardíaco y dejó en el
mandato a Alfonso Cano quien falleció en manos del Ejército en 2011.
Actualmente Rodrigo Lodoño Echeverri, conocido como Timochenko dirige el
movimiento y cuenta con cerca de 8.000 integrantes.
b) Ejército de Liberación
Nacional de Colombia (ELN)
El ELN nace en 1965 influenciada
por la Revolución Cubana (1959) y la Teología
de la Liberación. Junto con las FARC-EP conforman el denominado foco
insurreccional. Históricamente, el surgimiento de este movimiento tiene que ver
con la radicalización de la lucha de clases a través de la violencia. Ese
proceso se entrelaza con la necesidad de sobrevivencia y la convicción de la
imposibilidad de darle una salida por medio de otras vías a la situación que
vive el país. En la actualidad el jefe del ELN es Nicolás Rodríguez
Bautista alias “Gabino” y dispone de cerca de 3.000 combatientes y la base
ideológica es marxista-leninista. El ELN ha tenido presencia mayoritariamente
en la zona del Catatumbo, en la zona Norte de Santander, el sur del
Departamento de Bolívar, los departamentos de Arauca, Cesar, Antioquia, Cauca,
Nariño, el Chocó y Valle del Cauca. El objetivo principal de este grupo armado
es la incidencia sobre poderes locales y regionales; portadores de la propuesta
de "doble poder" recogida de la experiencia en El Salvador. El ELN
nace con la influencia de la Revolución Cubana y otras luchas de tipo nacionalista.
c) Ejército Popular de Liberación
Nacional (EPL)
El Ejército Popular de Liberación
Nacional se constituye en 1966 y a diferencia de los anteriores su ideología es
marxista-leninista-maoísta vinculado al Partido Comunista. Este grupo pasó por
un proceso de desmovilización de 2.000 combatientes en 1991. En la actualidad
opera una pequeña disidencia denominada Frente Libardo Mora Toro en el Norte de
Santander.
d) Movimiento 19 de Abril
(M-19)
El M-19 entra en escena en 1973 y
se diferencia de las demás experiencias subversivas por su carácter rural,
discurso democratizador y porque se autodefinían como un movimiento
antioligárquico, antiimperialista, de unidad y con una propuesta política.
Nació a raíz del declarado fraude electoral en 1970. Algunos de sus líderes
principales habían combatido previamente en las FARC-EP y se convirtieron en
fuerza política (Alianza Democrática M-19) después de la firma del acuerdo de
Corinto en 1984, de un acuerdo de paz en 1990 y del proceso de desmovilización
acordado en 1989 que dio como fruto una nueva Constitución en 1991. En este año
se desmovilizaron también el EPL, Partido Revolucionario de Trabajadores (PRT)
y el Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL).
Lo que haremos
1. Leer en grupos de tres e identificar la
idea principal del texto
2. Mencionar
2 características comunes del surgimiento de los diferentes grupos guerrilleros
en Colombia.
3. Cuáles
creen que fueron las razones del surgimiento de las guerrillas en nuestro país.
Menciones al menos 3 razones.
4. Qué
puede suceder en un país para que muchos de ciudadanos inconformes decidan
tomar las armas.
5. Qué
movimientos internacionales pueden ser causas del surgimiento de grupos
guerrilleros
6. Ver
la película Colombiana “Alias María”
del director José Luis
Rugeles
7. Cuáles
creen que son las razones para que las guerrillas operaran principalmente en
zonas rurales.
8. Cuál
es la situación política y social de las guerrillas de hoy en Colombia.
La información estará
en el blogger para que no tengan que sacar copias
Aquí les dejo el plan de mejoramiento para periodo 3
INSTITUCIÓN EDUCATIVA JOSÉ PRIETO ARANGO
Plan de mejoramiento
Sociales grado 10°
Maestra Paula Andrea Giraldo
|
Espero que en este taller puedas
encontrar elementos que te ayuden a superar las competencias del área de
sociales de periodo 3, les deseo un trabajo dedicado y buena comprensión.
Retomar la lectura del libro “NORTE-SUR, La Fábrica De La Pobreza” escrito desde el centro nuevo modelo de desarrollo, paginas
95-132. Que sigue disponible en la fotocopiadora.
1. Analiza
con tus palabras al menos tres estrategias usadas por la banca mundial para
generar pobreza y desigualdad en los países del sur.
2. Realice
un mapa de Colombia donde ubique las principales zonas de extracción de
recursos y relacione estos productos con las zonas de exportación a nivel
mundial. Qué situaciones genera el intercambio comercial de dichos productos.
Escoge al menos 5 productos.
3. Ver
el siguiente video de apoyo
4. Qué
posición ocupa Latinoamérica en la historia americana, argumente 3 causas y 3
consecuencias de esta posición mediante un cuadro comparativo.
5. Participar
en el montaje y organización de exposición
Presentar en
un trabajo escrito, puede ser enviado de manera digital, con normas APA,
respetando fuentes, citando la bibliografía y con pies de página.
Buenos días queridxs estudiantes, como comprendo que les ha devuelto la tablets y además hemos reservado la sala de cómputo les envió el texto completo sobre paramilitarismo en Colombia y además les publico un resumen, que también queda en la fotocopiadora. últimas 2 semanas del año 2019 .
Resumen:
Discurso y legitimación del
paramilitarismo en Colombia: tras las huellas del proyecto hegemónico
Edwin Cruz Rodríguez: politólogo y especialista en análisis de políticas
públicas
Introducción:
Las explicaciones de lo que se ha
denominado la “parapolítica” adolecen de dos limitaciones. Por una parte, el
fenómeno ha sido explicado desde una perspectiva instrumental: un intercambio,
calculado al nivel de los medios y los fines, por paramilitares y políticos.
Mientras los paramilitares necesitaban entrar en la política para incrementar
su capacidad de negociar con el Estado, los políticos recurrieron a ellos para
conseguir votos (Valencia, 2007, 13-14). Ello ejemplifica la interacción entre
organizaciones armadas ilegales y actores legales para establecer mayorías
electorales (Romero, 2007, 455). Esta explicación descuida aspectos que
permitirían comprender mejor esa articulación entre buena parte de la clase
política y los paramilitares. Estos usaron la violencia para eliminar la
competencia electoral o amedrentar la población y arreglaron fraudes, pero cabe
preguntarse: ¿tenían una base electoral o un electorado?, si lo tenían, ¿qué lo
aglutinó? En otros términos, ¿la “parapolítica” es una cuestión instrumental
motivada por intereses de enriquecimiento, poder y votos, o se inscribe en un
proyecto político más amplio? Si se explica sólo por su dimensión instrumental
¿por qué la clase política no cedió con la misma facilidad a alianzas con las
guerrillas, que también podrían ofrecer garantías para cooptar puestos de
votación? Por otra parte, las explicaciones han aceptado como premisa una
segmentación campo/ciudad, donde la ciudad se enlaza con proyectos modernos y
democráticos, mientras el campo se vincula con el dominio autoritario de
actores armados ilegales (Duncan, 2006a, 112). Esta es una de las explicaciones
más aceptadas según la cual, en su fase final, el paramilitarismo devino en la
formación de “Estados autónomos” de “señores de la guerra” en las regiones, “al
margen de las instituciones y leyes del Estado nación” (ibid, 15-16). Esta
perspectiva descuida el hecho de que esos “autoritarismos subnacionales” fueron
funcionales en el empoderamiento de élites políticas regionales en las
instituciones “democráticas” del Estado central. Es cierto que en algún momento
la polarización entre élites regionales y nacionales engendra en parte el
paramilitarismo (Romero, 2003, 18), pero esa distinción pierde utilidad para la
explicación en el momento en que parte de esas élites regionales se vuelven
hegemónicas en el nivel nacional. No se puede plantear una clara división entre
lo local y regional como autoritario y lo nacional o central como democrático,
ambos están inmersos en el mismo proceso. Este trabajo estudia la dimensión
ideológica del paramilitarismo, elemento descuidado que puede explicar por qué
las organizaciones paramilitares se articulan con sectores de la sociedad y de
la clase política nacional. Más allá de los intereses instrumentales de los
políticos por hacerse a un cargo de
elección popular con “ayuda” de los paramilitares, allí subyacen unos acuerdos
ideológicos mínimos que pueden rastrearse en el discurso de los paramilitares y
en su intención de articular ciertos sectores a su lucha, así como en la
recepción de ese discurso en los sectores interpelados. La “parapolítica” es
parte de la materialización de un proyecto político hegemónico que articula
sectores locales y regionales, legales e ilegales. Las alianzas entre políticos
y paramilitares no obedecen sólo a un interés instrumental, allí subyace un
proyecto político compartido que se torna hegemónico y por ello consigue
amplios márgenes de legitimación.
El contexto:
Las AUC, ¿un “tercer actor”? Algunos análisis tienden
a mostrar a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) como una organización
ficticia, influidos por el juego de intereses y las pugnas entre facciones que
salieron a la luz pública durante las negociaciones con el gobierno Uribe.
Según Garzón las autodefensas, “no obstante se presenten como un actor
unificado, en realidad son la representación de una serie de dinámicas
regionales y locales que pretenden alcanzar una cobertura nacional” (Garzón,
2005, 47). Seguramente las AUC nunca fueron lo que pretendían ser, una
organización autónoma y centralizada similar a las organizaciones guerrilleras;
sin embargo, hubo un momento en que lograron proyectar esa imagen y, sobre
todo, en que esa representación tuvo acogida en ciertos sectores de la sociedad
colombiana. Para estudiar cómo se produce este proceso, en el que las AUC
consiguen proyectarse y legitimarse como un actor unificado, es necesario
distinguir al menos dos períodos en su desarrollo como organización. El primer
período va desde la formación de las AUC en abril de 1997 hasta la elección de
Uribe en agosto de 2002, y envuelve un proceso de centralización caracterizado
por el crecimiento y expansión del paramilitarismo. A fines de 1994 tiene lugar
la Primera Cumbre Nacional del Movimiento de Autodefensas en Cimitarra, bajo
orientación de Fidel Castaño. Esta reunión agrupó varios comandantes de grupos
regionales con el fin de construir un movimiento unificado, una “coordinadora
nacional de autodefensas”. El surgimiento de las Autodefensas Campesinas de
Córdoba y Urabá (ACCU) da origen a una dinámica de centralización que luego
deviene en la definición de un proyecto de cobertura nacional con la formación
de las AUC en 1997. Entonces, los principales objetivos de Carlos Castaño eran
lograr presencia nacional, espacio político y mando unificado central (Otero,
2008, 185). El grado de organización permite a los jefes paramilitares alcanzar
cierta autonomía respecto a las organizaciones narcotraficantes tras el
desmantelamiento del Cartel de Medellín y la muerte de Pablo Escobar en 1993.
Las AUC, desde junio de 1997, implementaron una estrategia para obtener
reconocimiento político y proyectarse como tercer actor del conflicto armado.
En enero y febrero de 1999 lanzaron una iniciativa que buscaba el
reconocimiento por parte del gobierno Pastrana (1998-2002) para sentarse a
negociar junto con la guerrilla. Castaño escribió una carta al entonces
presidente. Al tiempo se intensificaron las masacres como reprimenda por el
inicio de los diálogos de paz con las FARC. Los paramilitares se convirtieron
en un serio obstáculo para la política de paz del gobierno tanto con las FARC
como con el ELN. Las FARC congelaron los diálogos en enero de 1999 y en
noviembre de 2000 le exigieron al gobierno la desarticulación de las AUC e
impidieron que se les diera estatus político. Los paramilitares recurrieron al
secuestro de congresistas de varios partidos, casi siempre provenientes de sus
zonas de influencia, desde octubre de 2000, para evitar que la propuesta de
canje permanente de “prisioneros de guerra” de las FARC tuviera desarrollo
legislativo. Los paramilitares fueron la principal traba en el proceso con el
ELN, que se inició como desarrollo del Acuerdo de Puerta del Cielo y tenía como
objetivo realizar la Convención Nacional, propuesta desde 1996. Después de un
año y medio de conversaciones, en mayo de 2000, Pastrana accedió a la
pretensión del ELN de despejar dos municipios en el sur de Bolívar, Cantagallo
y San Pablo, y uno en Antioquia, Yondó, para crear una “zona de encuentro” y
realizar la Convención Nacional. Los paramilitares, que habían logrado despojar
al ELN de algunas de estas zonas, recurrieron a las masacres y a la
intimidación de sus habitantes, forzándolos a movilizarse con el fin de impedir
el despeje y la situación que se prolongó por más de un año. Así lograron
legitimarse entre los sectores opuestos a las negociaciones que percibían los
despejes como una muestra de debilidad del gobierno frente a las guerrillas. El
rasgo más sobresaliente y descuidado de este primer período es la producción,
por parte de las AUC, de un discurso en el que se abrogan la representación de
las clases medias y los sectores olvidados por el Estado y se presentan como un
“tercer actor” del conflicto armado. Como se muestra más adelante, dicho
discurso consiguió el respaldo de amplios sectores, particularmente en las
ciudades. El segundo período está marcado por disputas entre facciones de las
AUC pero, simultáneamente, el gobierno Uribe las reconoce como “actor
político”. En el interior de la organización se origina una crisis, producto de
la inserción de intereses del narcotráfico, que se expresa en la renuncia de
Carlos Castaño a la jefatura única en mayo de 2001. El intento de integrar una
organización nacional se frustró por el ingreso de narcotraficantes que se
constituyeron en una fracción hegemónica. El grado de oposición a las
negociaciones regionales con el ELN fue de tal magnitud que se ha estudiado
como el intento de construir un proyecto contrainsurgente comparable al de
Puerto Boyacá veinte años antes. Gutiérrez Lemus (2004, 34-50). En la
declaración final de la Cumbre de Cimitarra en 1994 afirmaron: “El gobierno no
nos puede dejar al margen de las negociaciones ofrecidas a la guerrilla, porque
así como la guerrilla públicamente ha reconocido que somos parte activa del
conflicto armado que vive el país, el gobierno también debe considerar que
somos parte fundamental en cualquier acuerdo para solucionar el problema de la
violencia política en Colombia. Además, porque sería injusto que no se
reconociera el esfuerzo y sacrificio a aquellos que con su pundonor de lucha
han tratado de llevar la paz a las regiones donde sus pobladores la han
reclamado”. “La otra coordinadora. Bajo liderazgo de Fidel Castaño, una
treintena de grupos de autodefensa en todo el país se unen en un solo ejército
regular. Anuncian guerra a muerte con la guerrilla y exigen diálogo político”, tras
la desarticulación de los grandes carteles, encontraron refugio en el campo,
vinculándose con estructuras paramilitares ya consolidadas y tornándose
dominantes en ellas (Duncan, 2006b, 42-57). Las autodefensas recibirían el
gobierno Uribe con una fractura interna, producto de la disputa en relación con
el narcotráfico, que llevó a la renuncia definitiva de Castaño y tiempo después
a su misteriosa desaparición. En forma paralela a las negociaciones con el
gobierno se desataron guerras entre facciones, en las que los que negociaban
con el gobierno pretendían desarticular a los que, según ellos, estaban ligados
al narcotráfico, mientras los que no negociaban afirmaban que los primeros eran
narcotraficantes que buscaban legalizarse. Como lo manifiesta Castaño el 20 de
julio de 2002: “Fueron infructuosos los esfuerzos realizados al lado de otros
comandantes honestos para salvar el nombre y la existencia de las AUC, que fue
creación nuestra. Pero no fue posible, nos encontramos con una serie de grupos
atomizados y altamente penetrados por el narcotráfico, que en muchos casos
pasaron de la confederación a la anarquía o perdieron su identidad y sus
principios”. Castaño desapareció a fines de abril de 2004. Díaz antes el juez
Baltasar Garzón había ordenado su captura por apoyar organizaciones
narcotraficantes. En junio de 2006 otro paramilitar, Jesús Ignacio Roldán alias
“Monoleche”, guio al Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía
hasta una fosa donde presuntamente se encontraban los restos de Castaño y
afirmó que había sido asesinado por orden de Vicente Castaño, para evitar su
entrega a Estados Unidos y una posible delación de los demás jefes. La
Fiscalía, en cabeza del fiscal general de la Nación, afirmó que los restos eran
de Carlos Castaño. Sin embargo, “en abril de 2007, la Corte Suprema de Justicia
informó que las pruebas realizadas por la Fiscalía no eran concluyentes y en
consecuencia condenó, como reo ausente, a Carlos Castaño Gil a 20 años de
prisión por la masacre de 49 campesinos en el Municipio de Mapiripán, Meta, en
1997” (Comisión Colombiana de Juristas, 2008, 40). En suma, el paramilitarismo
de las AUC, que había intentado proyectarse como un tercer actor del conflicto
armado con un proyecto de Estado y sociedad, se desliza hacia estructuras
criminales justo en el momento en que consigue legitimarse como tal y negociar
con el Estado. Cuando las AUC empiezan a disgregarse porque el poder y los
intereses del narcotráfico se tornan hegemónicos en su interior, ya han
alcanzado tal legitimación que permite a sus líderes proyectarse como un actor
político con reconocimiento del gobierno. Es ese proceso de legitimación
anterior, mediante la producción de un discurso político, lo que se hace
necesario estudiar.
Parte de la
legitimación y conclusiones:
La legitimación paramilitar se produce en sus
regiones de dominio por tres vías: su discurso político articula sectores de
las élites; la imposición violenta o el recurso al “gamonalismo armado”
garantizan una “legitimidad” (entre comillas) en las otras capas de la
población; finalmente, en aquellas regiones donde destierran los pobladores
originales, se presentan como una vía de integración al Estado y de desarrollo
local. En los espacios donde el paramilitarismo no opera o no ejerce violencia
desmedida, principalmente las ciudades, su legitimación se explica por la
crisis de legitimidad que agobia al gobierno en el momento en que las AUC
logran proyectarse como tercer actor y por la ofensiva militar de la guerrilla,
en particular de las FARC, pues ambos procesos generan miedo en sectores altos
y medios de las ciudades en los que hace mella el discurso de las AUC. Esa
legitimación se corrobora con el trato que el gobierno y la sociedad civil
empiezan a darle a las AUC y por el golpe de opinión que implica la aparición
de Castaño en la televisión nacional. El grado de legitimidad alcanzado permite
a las AUC tranzar con sectores de la clase política, pactando un futuro proceso
de negociación y la “refundación de la patria”. Estos actores consiguen, por la
vía electoral o la “combinación de todas las formas de lucha”, gran presencia
en el legislativo, influyendo en las principales decisiones que se toman en
esta instancia, principal pero no exclusivamente, los referidos al proceso de
negociación entre gobierno y organizaciones paramilitares. Pero más allá de la
articulación de la clase política lo sorprendente es la capacidad del discurso
paramilitar para legitimarse en la sociedad colombiana creando un nuevo sentido
común y una nueva memoria que justifica este fenómeno apelando a la legítima
defensa y la necesidad de seguridad, entre otros. Oficialmente, el capítulo del
paramilitarismo en Colombia se cerró en mayo de 2008 con la extradición de sus
principales cabecillas a Estados Unidos. Sin embargo, el paramilitarismo no
sólo estuvo constituido por un aparato militar sino también constituyó un
proyecto político que consiguió legitimarse en la sociedad y articular amplios
sectores de la clase política para tornarse hegemónico. Por eso, superar este
fenómeno y garantizar que no se repita no sólo requiere altas dosis de memoria
sobre las víctimas de los crímenes atroces que cometieron, también requiere
hacer memoria sobre los actores, intereses y contenidos que encarnaron este
proyecto. Sólo eso permitirá conseguir justicia y reparación.
Enlace del video de ayuda que vimos en clase: