viernes, 23 de agosto de 2019

Ciencias sociales 10°



Bienvenidxs; en este blogger encontraran las ayudas para desarrollar actividades y lograr conocimientos del área de ciencias sociales



Los protagonistas del conflicto armado 
Una de las características del conflicto en Colombia es la pluralidad de actores que han alimentado y transformado el conflicto armado en el país. Aunque los principales actores del conflicto siempre han sido, en su mayoría, los partidos políticos tradicionales y los movimientos guerrilleros, el surgimiento de diferentes grupos revolucionarios, paramilitares y la influencia del narcotráfico han tenido mayor o menor predominancia según el período que se estudie. Además, cabe recordar que, en líneas generales, Colombia se ha caracterizado por una brecha social entre una élite política con una fuerte presencia regional, latifundista y monopolizadora y por otro lado, grupos minoritarios como los indígenas, afrodescendientes y campesinos que no han contado con el mismo acceso a los derechos de propiedad ni a los servicios de Estado.
  
Entre 1974 y 1990 la historia de Colombia se encuentra marcada por varias reformas constitucionales que, a pesar de presentar algunos avances, mantendría serias deficiencias sociales de carácter estructural. Entre ellas  destaca la promulgación de una reforma agraria con el objetivo de permitir el acceso a las tierras. En 1978 la represión política y armada ejercida bajo la legislatura del Presidente Julio César Turbay Ayala (1978-1982) del Partido Liberal fue conocida por la promulgación del controvertido Estatuto de Seguridad bajo el objetivo de apaciguar las revueltas sociales que desencadenó numerosas violaciones a los derechos humanos. En paralelo, a lo largo de la década de 1970 se realizaron cambios drásticos en política económica: se redujo la intervención estatal dando lugar a los procesos de liberalización económica. El resultado fue el deterioro de la estructura social, el aumento de las tasas de interés, aumento de la especulación y la concentración empresarial.  
Surgimiento de las guerrillas contemporáneas 
El origen de las guerrillas contemporáneas en Colombia se atribuye, entre otros aspectos, a la exclusión socioeconómica y a la falta de espacios para la libre participación política. Entre los sectores excluidos se destacan el ámbito universitario e intelectual, la población campesina e indígena. Entre las guerrillas más notorias de la segunda mitad del siglo XX, se encuentran las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP),  el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Movimiento Diecinueve de Abril (M-19). Cada movimiento ha respondido a una concepción política, ideológica y militar reflejo de toda la gama de líneas en la que se ha encontrado dividida la izquierda colombiana. Cada uno de estos movimientos nació en situaciones históricas y regionales particulares y adoptaron idearios políticos diferenciados y formas particulares de operar. En los primeros años los movimientos guerrilleros se presentaron como fruto de la frustración política y social.  
a) Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) 
Las FARC-EP se formó en 1964 como un grupo de autodefensa campesina, de ideología marxista-leninista y cuya estrategia militar ha sido principalmente la lucha guerrillera. Los orígenes de este grupo tienen lugar en la primera conferencia del Bloque Sur. Pedro Antonio Marín Marín, alias Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo, integró las filas de las autodefensas campesinas liberales en la década de 1950, en un territorio del corregimiento de Gaitania (Departamento del Tolima) denominado República de Marquetalia. El objetivo fue crear la guerrilla para representar a la población rural y para constituir un gobierno que se dedicara a la redistribución del bienestar. En 1982, en la VII Conferencia en la región del Guayabero (Meta) la guerrilla decidió añadir "Ejército del Pueblo (FARC-EP)" al nombre y aclaran la concepción operacional táctica y estratégica.
A nivel geográfico este grupo armado ha sido más extenso en las regiones sudorientales de la selva y en las llanuras de la base de la Cordillera de los Andes. En el año 2000 el movimiento controlaba casi el 40 por ciento del territorio colombiano, con cerca de 12.000 combatientes y en 2007 con 18.000 según las declaraciones de la organización. En el año 2008, Tirofijo murió a causa de un infarto cardíaco y dejó en el mandato a Alfonso Cano quien falleció en manos del Ejército en 2011. Actualmente Rodrigo Lodoño Echeverri, conocido como Timochenko dirige el movimiento y cuenta con cerca de 8.000 integrantes. 
b) Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) 
El ELN nace en 1965 influenciada por la Revolución Cubana (1959) y la Teología de la Liberación. Junto con las FARC-EP conforman el denominado foco insurreccional. Históricamente, el surgimiento de este movimiento tiene que ver con la radicalización de la lucha de clases a través de la violencia. Ese proceso se entrelaza con la necesidad de sobrevivencia y la convicción de la imposibilidad de darle una salida por medio de otras vías a la situación que vive el país.  En la actualidad el jefe del ELN es Nicolás Rodríguez Bautista alias “Gabino” y dispone de cerca de 3.000 combatientes y la base ideológica es marxista-leninista. El ELN ha tenido presencia mayoritariamente en la zona del Catatumbo, en la zona Norte de Santander, el sur del Departamento de Bolívar, los departamentos de Arauca, Cesar, Antioquia, Cauca, Nariño, el Chocó y Valle del Cauca. El objetivo principal de este grupo armado es la incidencia sobre poderes locales y regionales; portadores de la propuesta de "doble poder" recogida de la experiencia en El Salvador. El ELN nace con la influencia de la Revolución Cubana y otras luchas de tipo nacionalista.  
c) Ejército Popular de Liberación Nacional (EPL) 
El Ejército Popular de Liberación Nacional se constituye en 1966 y a diferencia de los anteriores su ideología es marxista-leninista-maoísta vinculado al Partido Comunista. Este grupo pasó por un proceso de desmovilización de 2.000 combatientes en 1991. En la actualidad opera una pequeña disidencia denominada Frente Libardo Mora Toro en el Norte de Santander.  
d) Movimiento 19 de Abril (M-19)  
El M-19 entra en escena en 1973 y se diferencia de las demás experiencias subversivas por su carácter rural, discurso democratizador y porque se autodefinían como un movimiento antioligárquico, antiimperialista, de unidad y con una propuesta política. Nació a raíz del declarado fraude electoral en 1970. Algunos de sus líderes principales habían combatido previamente en las FARC-EP y se convirtieron en fuerza política (Alianza Democrática M-19) después de la firma del acuerdo de Corinto en 1984, de un acuerdo de paz en 1990 y del proceso de desmovilización acordado en 1989 que dio como fruto una nueva Constitución en 1991. En este año se desmovilizaron también el EPL, Partido Revolucionario de Trabajadores (PRT) y el Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL).

Lo que haremos


1.       Leer en grupos de tres e identificar la idea principal del texto
2.       Mencionar 2 características comunes del surgimiento de los diferentes grupos guerrilleros en Colombia.
3.       Cuáles creen que fueron las razones del surgimiento de las guerrillas en nuestro país. Menciones al menos 3 razones.
4.       Qué puede suceder en un país para que muchos de ciudadanos inconformes decidan tomar las armas.
5.       Qué movimientos internacionales pueden ser causas del surgimiento de grupos guerrilleros
6.       Ver la película Colombiana “Alias María” del director  José Luis Rugeles
7.       Cuáles creen que son las razones para que las guerrillas operaran principalmente en zonas rurales.
8.       Cuál es la situación política y social de las guerrillas de hoy en Colombia.

La información estará en el blogger para que no tengan que sacar copias


Aquí les dejo el plan de mejoramiento para periodo 3


INSTITUCIÓN EDUCATIVA JOSÉ PRIETO ARANGO
Plan de mejoramiento
Sociales grado 10°
Maestra Paula Andrea Giraldo

Espero que en este taller puedas encontrar elementos que te ayuden a superar las competencias del área de sociales de periodo 3, les deseo un trabajo dedicado y buena comprensión.

Retomar la lectura del libro “NORTE-SUR, La Fábrica De La Pobreza” escrito desde el centro nuevo modelo de desarrollo, paginas 95-132. Que sigue disponible en la fotocopiadora.
1.       Analiza con tus palabras al menos tres estrategias usadas por la banca mundial para generar pobreza y desigualdad en los países del sur.
2.       Realice un mapa de Colombia donde ubique las principales zonas de extracción de recursos y relacione estos productos con las zonas de exportación a nivel mundial. Qué situaciones genera el intercambio comercial de dichos productos. Escoge al menos 5 productos.
3.       Ver el siguiente video de apoyo
4.       Qué posición ocupa Latinoamérica en la historia americana, argumente 3 causas y 3 consecuencias de esta posición mediante un cuadro comparativo.
5.       Participar en el montaje y organización de exposición


Presentar en un trabajo escrito, puede ser enviado de manera digital, con normas APA, respetando fuentes, citando la bibliografía y con pies de página.

Buenos días queridxs estudiantes, como comprendo que les ha devuelto la tablets y además hemos reservado la sala de cómputo les envió el texto completo sobre paramilitarismo en Colombia y además les publico un resumen, que también queda en la fotocopiadora. últimas 2 semanas del año 2019 .


Resumen:
Discurso y legitimación del paramilitarismo en Colombia: tras las huellas del proyecto hegemónico Edwin Cruz Rodríguez: politólogo y especialista en análisis de políticas públicas
Introducción:
Las explicaciones de lo que se ha denominado la “parapolítica” adolecen de dos limitaciones. Por una parte, el fenómeno ha sido explicado desde una perspectiva instrumental: un intercambio, calculado al nivel de los medios y los fines, por paramilitares y políticos. Mientras los paramilitares necesitaban entrar en la política para incrementar su capacidad de negociar con el Estado, los políticos recurrieron a ellos para conseguir votos (Valencia, 2007, 13-14). Ello ejemplifica la interacción entre organizaciones armadas ilegales y actores legales para establecer mayorías electorales (Romero, 2007, 455). Esta explicación descuida aspectos que permitirían comprender mejor esa articulación entre buena parte de la clase política y los paramilitares. Estos usaron la violencia para eliminar la competencia electoral o amedrentar la población y arreglaron fraudes, pero cabe preguntarse: ¿tenían una base electoral o un electorado?, si lo tenían, ¿qué lo aglutinó? En otros términos, ¿la “parapolítica” es una cuestión instrumental motivada por intereses de enriquecimiento, poder y votos, o se inscribe en un proyecto político más amplio? Si se explica sólo por su dimensión instrumental ¿por qué la clase política no cedió con la misma facilidad a alianzas con las guerrillas, que también podrían ofrecer garantías para cooptar puestos de votación? Por otra parte, las explicaciones han aceptado como premisa una segmentación campo/ciudad, donde la ciudad se enlaza con proyectos modernos y democráticos, mientras el campo se vincula con el dominio autoritario de actores armados ilegales (Duncan, 2006a, 112). Esta es una de las explicaciones más aceptadas según la cual, en su fase final, el paramilitarismo devino en la formación de “Estados autónomos” de “señores de la guerra” en las regiones, “al margen de las instituciones y leyes del Estado nación” (ibid, 15-16). Esta perspectiva descuida el hecho de que esos “autoritarismos subnacionales” fueron funcionales en el empoderamiento de élites políticas regionales en las instituciones “democráticas” del Estado central. Es cierto que en algún momento la polarización entre élites regionales y nacionales engendra en parte el paramilitarismo (Romero, 2003, 18), pero esa distinción pierde utilidad para la explicación en el momento en que parte de esas élites regionales se vuelven hegemónicas en el nivel nacional. No se puede plantear una clara división entre lo local y regional como autoritario y lo nacional o central como democrático, ambos están inmersos en el mismo proceso. Este trabajo estudia la dimensión ideológica del paramilitarismo, elemento descuidado que puede explicar por qué las organizaciones paramilitares se articulan con sectores de la sociedad y de la clase política nacional. Más allá de los intereses instrumentales de los políticos por  hacerse a un cargo de elección popular con “ayuda” de los paramilitares, allí subyacen unos acuerdos ideológicos mínimos que pueden rastrearse en el discurso de los paramilitares y en su intención de articular ciertos sectores a su lucha, así como en la recepción de ese discurso en los sectores interpelados. La “parapolítica” es parte de la materialización de un proyecto político hegemónico que articula sectores locales y regionales, legales e ilegales. Las alianzas entre políticos y paramilitares no obedecen sólo a un interés instrumental, allí subyace un proyecto político compartido que se torna hegemónico y por ello consigue amplios márgenes de legitimación.

El contexto:
Las AUC, ¿un “tercer actor”? Algunos análisis tienden a mostrar a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) como una organización ficticia, influidos por el juego de intereses y las pugnas entre facciones que salieron a la luz pública durante las negociaciones con el gobierno Uribe. Según Garzón las autodefensas, “no obstante se presenten como un actor unificado, en realidad son la representación de una serie de dinámicas regionales y locales que pretenden alcanzar una cobertura nacional” (Garzón, 2005, 47). Seguramente las AUC nunca fueron lo que pretendían ser, una organización autónoma y centralizada similar a las organizaciones guerrilleras; sin embargo, hubo un momento en que lograron proyectar esa imagen y, sobre todo, en que esa representación tuvo acogida en ciertos sectores de la sociedad colombiana. Para estudiar cómo se produce este proceso, en el que las AUC consiguen proyectarse y legitimarse como un actor unificado, es necesario distinguir al menos dos períodos en su desarrollo como organización. El primer período va desde la formación de las AUC en abril de 1997 hasta la elección de Uribe en agosto de 2002, y envuelve un proceso de centralización caracterizado por el crecimiento y expansión del paramilitarismo. A fines de 1994 tiene lugar la Primera Cumbre Nacional del Movimiento de Autodefensas en Cimitarra, bajo orientación de Fidel Castaño. Esta reunión agrupó varios comandantes de grupos regionales con el fin de construir un movimiento unificado, una “coordinadora nacional de autodefensas”. El surgimiento de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) da origen a una dinámica de centralización que luego deviene en la definición de un proyecto de cobertura nacional con la formación de las AUC en 1997. Entonces, los principales objetivos de Carlos Castaño eran lograr presencia nacional, espacio político y mando unificado central (Otero, 2008, 185). El grado de organización permite a los jefes paramilitares alcanzar cierta autonomía respecto a las organizaciones narcotraficantes tras el desmantelamiento del Cartel de Medellín y la muerte de Pablo Escobar en 1993. Las AUC, desde junio de 1997, implementaron una estrategia para obtener reconocimiento político y proyectarse como tercer actor del conflicto armado. En enero y febrero de 1999 lanzaron una iniciativa que buscaba el reconocimiento por parte del gobierno Pastrana (1998-2002) para sentarse a negociar junto con la guerrilla. Castaño escribió una carta al entonces presidente. Al tiempo se intensificaron las masacres como reprimenda por el inicio de los diálogos de paz con las FARC. Los paramilitares se convirtieron en un serio obstáculo para la política de paz del gobierno tanto con las FARC como con el ELN. Las FARC congelaron los diálogos en enero de 1999 y en noviembre de 2000 le exigieron al gobierno la desarticulación de las AUC e impidieron que se les diera estatus político. Los paramilitares recurrieron al secuestro de congresistas de varios partidos, casi siempre provenientes de sus zonas de influencia, desde octubre de 2000, para evitar que la propuesta de canje permanente de “prisioneros de guerra” de las FARC tuviera desarrollo legislativo. Los paramilitares fueron la principal traba en el proceso con el ELN, que se inició como desarrollo del Acuerdo de Puerta del Cielo y tenía como objetivo realizar la Convención Nacional, propuesta desde 1996. Después de un año y medio de conversaciones, en mayo de 2000, Pastrana accedió a la pretensión del ELN de despejar dos municipios en el sur de Bolívar, Cantagallo y San Pablo, y uno en Antioquia, Yondó, para crear una “zona de encuentro” y realizar la Convención Nacional. Los paramilitares, que habían logrado despojar al ELN de algunas de estas zonas, recurrieron a las masacres y a la intimidación de sus habitantes, forzándolos a movilizarse con el fin de impedir el despeje y la situación que se prolongó por más de un año. Así lograron legitimarse entre los sectores opuestos a las negociaciones que percibían los despejes como una muestra de debilidad del gobierno frente a las guerrillas. El rasgo más sobresaliente y descuidado de este primer período es la producción, por parte de las AUC, de un discurso en el que se abrogan la representación de las clases medias y los sectores olvidados por el Estado y se presentan como un “tercer actor” del conflicto armado. Como se muestra más adelante, dicho discurso consiguió el respaldo de amplios sectores, particularmente en las ciudades. El segundo período está marcado por disputas entre facciones de las AUC pero, simultáneamente, el gobierno Uribe las reconoce como “actor político”. En el interior de la organización se origina una crisis, producto de la inserción de intereses del narcotráfico, que se expresa en la renuncia de Carlos Castaño a la jefatura única en mayo de 2001. El intento de integrar una organización nacional se frustró por el ingreso de narcotraficantes que se constituyeron en una fracción hegemónica. El grado de oposición a las negociaciones regionales con el ELN fue de tal magnitud que se ha estudiado como el intento de construir un proyecto contrainsurgente comparable al de Puerto Boyacá veinte años antes. Gutiérrez Lemus (2004, 34-50). En la declaración final de la Cumbre de Cimitarra en 1994 afirmaron: “El gobierno no nos puede dejar al margen de las negociaciones ofrecidas a la guerrilla, porque así como la guerrilla públicamente ha reconocido que somos parte activa del conflicto armado que vive el país, el gobierno también debe considerar que somos parte fundamental en cualquier acuerdo para solucionar el problema de la violencia política en Colombia. Además, porque sería injusto que no se reconociera el esfuerzo y sacrificio a aquellos que con su pundonor de lucha han tratado de llevar la paz a las regiones donde sus pobladores la han reclamado”. “La otra coordinadora. Bajo liderazgo de Fidel Castaño, una treintena de grupos de autodefensa en todo el país se unen en un solo ejército regular. Anuncian guerra a muerte con la guerrilla y exigen diálogo político”, tras la desarticulación de los grandes carteles, encontraron refugio en el campo, vinculándose con estructuras paramilitares ya consolidadas y tornándose dominantes en ellas (Duncan, 2006b, 42-57). Las autodefensas recibirían el gobierno Uribe con una fractura interna, producto de la disputa en relación con el narcotráfico, que llevó a la renuncia definitiva de Castaño y tiempo después a su misteriosa desaparición. En forma paralela a las negociaciones con el gobierno se desataron guerras entre facciones, en las que los que negociaban con el gobierno pretendían desarticular a los que, según ellos, estaban ligados al narcotráfico, mientras los que no negociaban afirmaban que los primeros eran narcotraficantes que buscaban legalizarse. Como lo manifiesta Castaño el 20 de julio de 2002: “Fueron infructuosos los esfuerzos realizados al lado de otros comandantes honestos para salvar el nombre y la existencia de las AUC, que fue creación nuestra. Pero no fue posible, nos encontramos con una serie de grupos atomizados y altamente penetrados por el narcotráfico, que en muchos casos pasaron de la confederación a la anarquía o perdieron su identidad y sus principios”. Castaño desapareció a fines de abril de 2004. Díaz antes el juez Baltasar Garzón había ordenado su captura por apoyar organizaciones narcotraficantes. En junio de 2006 otro paramilitar, Jesús Ignacio Roldán alias “Monoleche”, guio al Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía hasta una fosa donde presuntamente se encontraban los restos de Castaño y afirmó que había sido asesinado por orden de Vicente Castaño, para evitar su entrega a Estados Unidos y una posible delación de los demás jefes. La Fiscalía, en cabeza del fiscal general de la Nación, afirmó que los restos eran de Carlos Castaño. Sin embargo, “en abril de 2007, la Corte Suprema de Justicia informó que las pruebas realizadas por la Fiscalía no eran concluyentes y en consecuencia condenó, como reo ausente, a Carlos Castaño Gil a 20 años de prisión por la masacre de 49 campesinos en el Municipio de Mapiripán, Meta, en 1997” (Comisión Colombiana de Juristas, 2008, 40). En suma, el paramilitarismo de las AUC, que había intentado proyectarse como un tercer actor del conflicto armado con un proyecto de Estado y sociedad, se desliza hacia estructuras criminales justo en el momento en que consigue legitimarse como tal y negociar con el Estado. Cuando las AUC empiezan a disgregarse porque el poder y los intereses del narcotráfico se tornan hegemónicos en su interior, ya han alcanzado tal legitimación que permite a sus líderes proyectarse como un actor político con reconocimiento del gobierno. Es ese proceso de legitimación anterior, mediante la producción de un discurso político, lo que se hace necesario estudiar.



Parte de la legitimación y conclusiones:
La legitimación paramilitar se produce en sus regiones de dominio por tres vías: su discurso político articula sectores de las élites; la imposición violenta o el recurso al “gamonalismo armado” garantizan una “legitimidad” (entre comillas) en las otras capas de la población; finalmente, en aquellas regiones donde destierran los pobladores originales, se presentan como una vía de integración al Estado y de desarrollo local. En los espacios donde el paramilitarismo no opera o no ejerce violencia desmedida, principalmente las ciudades, su legitimación se explica por la crisis de legitimidad que agobia al gobierno en el momento en que las AUC logran proyectarse como tercer actor y por la ofensiva militar de la guerrilla, en particular de las FARC, pues ambos procesos generan miedo en sectores altos y medios de las ciudades en los que hace mella el discurso de las AUC. Esa legitimación se corrobora con el trato que el gobierno y la sociedad civil empiezan a darle a las AUC y por el golpe de opinión que implica la aparición de Castaño en la televisión nacional. El grado de legitimidad alcanzado permite a las AUC tranzar con sectores de la clase política, pactando un futuro proceso de negociación y la “refundación de la patria”. Estos actores consiguen, por la vía electoral o la “combinación de todas las formas de lucha”, gran presencia en el legislativo, influyendo en las principales decisiones que se toman en esta instancia, principal pero no exclusivamente, los referidos al proceso de negociación entre gobierno y organizaciones paramilitares. Pero más allá de la articulación de la clase política lo sorprendente es la capacidad del discurso paramilitar para legitimarse en la sociedad colombiana creando un nuevo sentido común y una nueva memoria que justifica este fenómeno apelando a la legítima defensa y la necesidad de seguridad, entre otros. Oficialmente, el capítulo del paramilitarismo en Colombia se cerró en mayo de 2008 con la extradición de sus principales cabecillas a Estados Unidos. Sin embargo, el paramilitarismo no sólo estuvo constituido por un aparato militar sino también constituyó un proyecto político que consiguió legitimarse en la sociedad y articular amplios sectores de la clase política para tornarse hegemónico. Por eso, superar este fenómeno y garantizar que no se repita no sólo requiere altas dosis de memoria sobre las víctimas de los crímenes atroces que cometieron, también requiere hacer memoria sobre los actores, intereses y contenidos que encarnaron este proyecto. Sólo eso permitirá conseguir justicia y reparación.

Enlace del video de ayuda que vimos en clase:
https://www.youtube.com/watch?v=P3l44__ZGuI&t=6s

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